ARTICULO 1
PASION POR LA RADIO
Al
momento de empezar a idear, realizar y
presentar un programa radial nos
preguntamos ¿que debemos tener en cuenta para poder realizarlo?, ¿a que tipo de audiencia
brindaremos ese servicio? ¿En torno a qué se organizará?
Puede ser
que prevalezca el objetivo periodístico, entonces nos estaremos refiriendo a
una radio informativa; o quizá prevalezca la música y el entretenimiento o el género dramático
como ocurría con tantas emisoras de antes. También podemos realizar
una combinación.
En
una radio musical, es la propia música
quien junto a las voces de los
profesionales va a compartir el
protagonismo en la emisora. En particular es el formato musical quien dispone
de un discurso característico que le diferencia del resto de modelos de
programación radial.
Tal y
como afirma Balsebre:
“la
información semántica y estética que transmite el presentador musical con sus
comentarios, la yuxtaposición y superposición de la música con la palabra
connota el mensaje músico-verbal de este tipo de radio”. Por lo general, el
discurso del presentador musical se caracteriza por un monólogo continuado,
personal, directo y amigable, que simula constantemente la presencia y la
participación de la audiencia en aras de transmitir una sensación de
reciprocidad en la comunicación con el público.
Este
elemento puede ser utilizado para muchas cosas en nuestra programación otro de
los casos es para describir los sentimientos
haciendo uso de fondos o cortinas, la música muchas veces sustituye la
palabra otras veces la refuerza.
Por otro
lado si deseamos incorporar el género
dramático en nuestra programación radial no hace falta gastar plata ni
contratar profesionales ni mucho menos complicarnos la vida. Simplemente lo
único que necesitamos es activar la facultad mas propia del medio radiofónico
que es la imaginación y mas aún si lo deseamos unir a la música podemos emplear
determinados versos acompañándolos de efectos de sonido o ambientándolos con
fondos musicales.
Cualquiera
que sea el caso para realizar una programación radiofónica podemos llevarlo a cabo
de diferentes maneras.
Otro de los requisitos indispensables que debe
poseer nuestra programación radiofónica es la personalidad con la que cuenta
nuestra emisora y esta se concreta en la voz, esa voz particular y exclusiva que
la va a identificar de otras, que le va a dar fuerza a su imagen.
En
concreto cada emisora se debe identificar con las voces de los profesionales
que en ella trabajan, esas voces referentes de cada mañana, el mediodía, la
tarde, la noche o la madrugada. Junto a estas voces también se debe adquirir
relevancia para las voces de la participación de la audiencia.
Pero
otra de las preguntas que también solemos hacernos es ¿quien será nuestro
locutor? Y ¿Qué características debe poseer? Entonces decimos: debemos elegir el mejor conductor;
que tenga bonita voz, que posea buen carisma, buena simpatía, que tenga buenos
conocimientos.
Pero
¿eso es cierto? No, no siempre el de la voz más bonita es el conductor; no
existen las voces del locutor, en la radio como en la vida existe sitio para
todos los registros y para todas las formas de hablar.
Entonces
¿cualquiera puede ser locutor?, ¿Qué es un locutor?, ¿Qué características debe
poseer un buen locutor?
Andrea
Holgado define a un buen locutor en su libro Radio itinerante:
“un
locutor debiera ser aquella voz amistosa en la casa, que el radioescucha
estuviera tentado a responderle”, y como muchas cosas que suenan sencillas, el
hecho de que un locutor pueda hacer esto requiere de una base de
educación especializada, que llegue a ser, en mucho, una parte de el
mismo, de tal manera que él y el oyente no estén conscientes de esto.
Más
allá de locutores que tienen voz linda, que impostan bien su voz, que sean
personajes sobresalientes y admirados a los que imitamos por su fama, las
audiencias necesitamos como locutores a personas que simplemente sean nuestros
amigos, que se identifiquen con nosotros, que comprendan y entiendan nuestros
sentimientos, emociones, ideas y pensamientos (empatía), que nos acompañen, que
nos hagan reír, llorar, entristecerse, encolerizar y soñar si es preciso y
demostrarnos que él o ella también son capaces de hacerlo (sin caer en
exageraciones, sobreactuación y llegar a perder la jovialidad, energía y
dinámica para conducir el programa) , que también son personas comunes a las
que debemos respetar pero no seguir, envidiar o venerar por sus grandes dotes.
Es decir, un locutor radiofónico debe comunicarse a sus anchas, y comunicar es
darse y darse auténticamente, no con fórmulas; locutor no es quien habla y
habla con voz de tenor, sino es aquel que establece la comunicación con el
otro, es el que se hace escuchar.
Ya
no basta solo con tener linda voz, no solo por esto crean que llegaran a ser
locutores, sino por su personalidad, por la naturalidad que empleen. Téngalo
por bien seguro que la primera profesionalidad de un locutor o locutora
consiste en su máxima naturalidad de voz, ser natural se trata de tener un tono
coloquial, fresco olvidar que tenemos un micrófono delante para transmitir la
misma sensación a sus oyentes, pues el mejor locutor es quien no parece.
Pero
¿solo basta con poseer una naturalidad bien entrenada? Pues no, esta debe ir
acompañada de otros requisitos indispensables; también se debe saber dominar
los nervios y ¿como se consigue? Pues relajando totalmente los músculos de tu
cuerpo, uno debe aprovechar todos sus músculos para gesticular bien y
enérgicamente (así evitar la tergiversación del las palabras o del mensaje por
una inadecuada pronunciación. El esconder los brazos o evitar hacer movimientos
complementarios te sugestiona y te pone más tenso lo que le va restando
naturalidad a la intervención.
Haciendo
una remembranza y para pasar a otro aspecto importante de la
radiodifusión, reconocemos que la locución permite y forja la comunicación de
ideas y emociones, como también la proyección de la personalidad a través de la
naturalidad, vitalidad y pronunciación. A todo esto podemos afirmar que una
naturalidad bien entrenada unida a una convicción (creer en lo que decimos y
querer decirlo bien. Al momento de hablar hablemos con energía, cargados
de intención y emoción en las palabras, los nervios nos traicionan pero poco
apoco irán desapareciendo todo es cuestión de práctica tengamos en cuenta ciertos errores que se deben
evitar al momento de hablar por radio
http://bocc.ubi.pt/pag/rodero-emma-erros-locutor.pdf
http://bocc.ubi.pt/pag/rodero-emma-erros-locutor.pdf
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